Sigue la huelga verde
Tres días más de huelga: 4, 5 y 20 de octubre. Ese es el acuerdo alcanzado hoy por los sindicatos para continuar con las movilizaciones y las protestas contra el progresivo desmantelamiento y privatización de la enseñanza pública. A estas alturas, no voy a molestarme en volver a desmentir a quienes intentan confundir con falacias tales como la de las famosas dos horas (para ello, les remito a este otro artículo) y me limitaré a recordar que con estas huelgas no estamos pidiendo ni menos horas de trabajo ni más salario, sino condiciones dignas para nuestros alumnos: condiciones que se traducen en cuestiones tan cotidianas -y necesarias- como un número suficiente de profesores por centro, unas ratios razonables por aula, y la recuperación de todo cuanto se les ha arrebatado (desdobles, compensatoria, refuerzos, apoyos, laboratorios, prácticas, extraescolares, orientación, biblioteca...).
La decisión de estos tres días seguro que da lugar a todo tipo de opiniones pero, más allá de qué días hubiésemos preferido cada uno de nosotros, creo que es importante mantener la cohesión, la unidad y la firmeza. El éxito de la huelga de los días 20 y 21 de septiembre -cuyo porcentaje fue, simplemente, abrumador- y el de la manifestación del día 20 -que ni siquiera la Comunidad pudo empequeñecer ni manipular ante la evidente marea verde allí congregada- ha de repetirse en estos tres días, así como en las movilizaciones ya convocadas y que paso a enumerar a continuación:
- Miércoles 28 septiembre - 18:00 h. Concentración frente la Consejería de Educación.
- Martes 4 octubre - Manifestación de Neptuno a Sol.
- Jueves 13 octubre - Cadena humana ante la Consejería de Educación.
La visibilidad, la cohesión, la unidad de la comunidad educativa ha de mantenerse tan fuerte y tan enérgica como hasta ahora, pues sabemos -por mucho que ciertos medios neoliberales jueguen a la confusión y al desprestigo- que la razón está de nuestro lado, que nos estamos jugando el futuro de la educación pública -no podemos seguir permitiendo que la Comunidad de Madrid la destroce en pro de otras ofertas que fomentan la segregación y el elitismo- y que es el mañana de nuestros alumnos -e hijos- el que está en juego. Porque a mí -como a muchos de mis compañeros- no me importa seguir dando 20 o -como este curso- hasta 21 horas -lo confieso: disfruto cada clase pese al mucho tiempo que me lleva prepararlas- pero sí me importa, por ejemplo, no poder atender de un modo mínimamente personalizado a cada uno de mis grupos de Bachillerato, compuestos por 34 o más alumnos, tan numerosos que apenas caben en el aula donde se les niega la excelencia que sí se financia para otros.
No podemos dejar que la ceguera de nuestra Comunidad -incapaz de ver el talento de nuestros alumnos... o quizá, asustada porque sí son conscientes del mismo- prive a nuestros estudiantes de una educación digna y de calidad. Una educación para la que, por supuesto, también es necesaria la autocrítica, y la autoexigencia, y cambiar muchas cosas del sistema que todos sabemos que no funcionan. Ojalá esa sea la segunda parte de esta revolución, de esta marea verde que ha arrancado a la escuela pública de su letargo. Pero para que esa renovación sea posible -y lo será si seguimos tan unidos como hasta ahora todos los sectores de la comunidad educativa- es preciso contar con los medios humanos necesarios, medios humanos que son los interinos que faltan, los funcionarios en expectativa aún sin destino adjudicado y, en definitiva, los profesionales desterrados de nuestros centros sin tener en cuenta alguna las necesidades de los mismos.
Por eso, porque estamos consiguiendo muchas cosas en este proceso, porque -al menos- hemos logrado que la educación sea un tema protagonista en un país al que este asunto -tan esencial- parecía importarle más bien poco, no podemos rendirnos ahora. Padres, alumnos y profesores tenemos una enorme responsabilidad y -todos lo sabemos- la marea verde de Madrid está siendo observada con particular atención, así que no podemos desinflarnos ahora. No, ahora menos que nunca. Hagamos que esa huelga sea otro éxito, que nuestras quejas sean visibles, que -por fin- abran una auténtica negociación. Un diálogo que no verse sobre esos suplementos salariales que nadie les ha pedido (y que, por cierto, son en sí mismos una ofensa: ¿la labor tutorial de todo un grupo de alumnos -ejercida con profesionalidad y entrega- se valora en 75€ mensuales?). Detalles así son los que obvia Aguirre cuando habla de la famosa mesa a la que no acudieron los sindicatos, detalles tan intrascendentes como que no se propuso -en ningún momento- dialogar sobre el núcleo del conflicto, sino que tan solo se optó por un zafio intento de compraventa de la dignidad de quienes no estamos dispuestos a vendernos por cifra alguna. Quienes -eso lo olvidan Figar y sus aliados- ya asumimos la bajada de sueldo conscientes de la situación que atravesamos. Del contexto en el que vivimos. Olvidan que no estamos perdiendo días de salario por un fin egoísta, que no nos mueve el ombliguismo que sí parece mover a otros -tanto como para dar datos poco veraces sobre sus sueldos, por ejemplo...-, sino que esta lucha es por un bien común, por un fin colectivo, por un ideal posible y necesario en toda sociedad democrática: la educación pública. Y por eso mismo, mientras no haya diálogo, los días de huelga seguirán siendo un éxito. No tengo duda alguna al respecto.
lunes, 3 de octubre de 2011
Comunicado de la Asociación de Directores de Instituto
La Asamblea General de la Asociación de Directores de Instituto de la Comunidad de Madrid, reunida en el día de hoy para analizar el principio de curso 2011/2012 constata con enorme preocupación e indignación que se han cumplido con creces las peores previsiones en lo relativo a la organización de los centros y a la calidad del servicio público educativo.
La aplicación de las Instrucciones de la Viceconsejería de Educación de la Comunidad de Madrid que regulan el curso 2011/12, ha ocasionado enormes dificultades y graves consecuencias para la organización y funcionamiento de los centros por:
• La inseguridad jurídica planteada a equipos directivos y al profesorado.
• Las constantes interpretaciones contradictorias de la normativa entre los distintos niveles de la Administración.
• La improvisación e incoherencia en la aplicación de normas muy relevantes de la legislación vigente.
• La disminución de apoyos, desdobles y laboratorios en todos los grupos y niveles de enseñanza.
• La reducción muy significativa de los desdobles para prácticas en Formación Profesional, incluso en Ciclos Formativos en los que la permanencia en talleres los hace imprescindibles.
• Los graves problemas con los cupos de profesorado para los Programas de Cualificación Profesional Inicial que, dada su estructura, es imposible ajustarlos a la carga horaria del profesorado.
• La reducción importante de medidas de atención a los alumnos con necesidades especiales.
• La nueva reducción del profesorado del Programa de Compensatoria
• La reducción drástica de las horas de atención al alumnado por carecer del número suficiente de profesores de guardia.
• Las dificultades para el desarrollo de Planes de Convivencia, de Acción Tutorial, de Orientación Académica y de Mejora e Innovación Educativa.
• El cierre de Bibliotecas escolares
• La desaparición de las horas necesarias para la preparación y realización de actividades complementarias tales como: visitas culturales, intercambios escolares, viajes de estudio etc.
• El aumento de profesores que imparten asignaturas no propias de su especialidad y de profesores que imparten docencia en varios centros simultáneamente.
• La disminución del número de grupos de materias optativas.
• Las enormes dificultades para mantener a los coordinadores de los programas de las nuevas tecnologías
Las Instrucciones de 4 de julio no solo han situado a los Institutos públicos en la excepcionalidad permanente como si estuviéramos en un estado de emergencia nacional, que sólo pudiera arreglarse con el sacrificio de la enseñanza pública, sino que, además, los profesores estamos sufriendo una campaña de descrédito sin precedentes, con continuas vejaciones, humillaciones e insultos por parte de nuestros máximos responsables, que parecen instalados en la mentira como única forma de justificar sus decisiones atropelladas, mal medidas y peor ejecutadas. Los hechos acaecidos y las actuaciones de la Consejería de Educación en este inicio de curso no han hecho más que agravar una situación, ya de por sí preocupante y difícil.
Las “instrucciones orales” dictadas de forma improvisada y contradictoria por la Consejería, contravienen lo dispuesto en su propia normativa en temas como el de la Tutoría, y en la asignación de las horas complementarias de los profesores, y deja a los equipos directivos y al profesorado en una situación de indefensión jurídica impropia de un Estado de Derecho.
La forma de legislar y de actuar de la Consejera de Educación de Madrid parece que solo pretende deteriorar la escuela pública, menospreciando el nivel de calidad alcanzado en nuestras aulas.
Ante esta grave situación, los Directores de Institutos públicos de la Comunidad de Madrid queremos:
1.- Resaltar las enormes dificultades habidas en la puesta en marcha de este curso por la aplicación de las citadas Instrucciones y por la actuación inadecuada de la Consejería de Educación.
2.- Reivindicar la labor docente realizada en los últimos quince años en la escuela pública en cuanto a:
• Integración de un alumnado diverso.
• Consolidación de planes de convivencia.
• Desarrollo de programas de innovación didáctica.
• Mejora de resultados académicos.
3.- Reconocer el esfuerzo, compromiso y la comprensión de padres, alumnos y profesores en defensa de una escuela pública de calidad.
4.- Pedir a la Presidenta de la Comunidad de Madrid y a la Consejera de Educación mayor sensibilidad y respeto hacia los profesores y apoyo firme y decidido a la enseñanza pública, soporte fundamental de una sociedad justa, igualitaria y democrática.
Las circunstancias que estamos viviendo, están suponiendo una enorme dificultad para gestionar los centros, una seria desmotivación y un gran malestar en los Claustros de profesores y una profunda preocupación por el futuro de la enseñanza pública en nuestros alumnos y sus familias. De ahí que resulte imprescindible aprovechar la ocasión para plantear la necesidad de un debate sereno y constructivo sobre la enseñanza que necesitamos y queremos.
No es necesario reiterar nuestra opinión sobre las Instrucciones, manifestada en la Asamblea de Directores celebrada el día 8 de julio, en las que mostramos nuestro profundo rechazo y pedimos su retirada, ni tampoco señalar los esfuerzos de los equipos directivos por minimizar su impacto negativo en los Institutos, pero sí manifestar que la gestión que de sus propias Instrucciones ha hecho la Consejería de Educación ha sido nefasta. En consecuencia, por responsabilidad, y dada la altanería, maledicencia e insolvencia de la Consejería, hemos de reiterarnos en nuestra petición formulada en el mes de julio, y que no es otra que la destitución inmediata de la Consejera de Educación.
Madrid a 28 de septiembre de 2011
La aplicación de las Instrucciones de la Viceconsejería de Educación de la Comunidad de Madrid que regulan el curso 2011/12, ha ocasionado enormes dificultades y graves consecuencias para la organización y funcionamiento de los centros por:
• La inseguridad jurídica planteada a equipos directivos y al profesorado.
• Las constantes interpretaciones contradictorias de la normativa entre los distintos niveles de la Administración.
• La improvisación e incoherencia en la aplicación de normas muy relevantes de la legislación vigente.
• La disminución de apoyos, desdobles y laboratorios en todos los grupos y niveles de enseñanza.
• La reducción muy significativa de los desdobles para prácticas en Formación Profesional, incluso en Ciclos Formativos en los que la permanencia en talleres los hace imprescindibles.
• Los graves problemas con los cupos de profesorado para los Programas de Cualificación Profesional Inicial que, dada su estructura, es imposible ajustarlos a la carga horaria del profesorado.
• La reducción importante de medidas de atención a los alumnos con necesidades especiales.
• La nueva reducción del profesorado del Programa de Compensatoria
• La reducción drástica de las horas de atención al alumnado por carecer del número suficiente de profesores de guardia.
• Las dificultades para el desarrollo de Planes de Convivencia, de Acción Tutorial, de Orientación Académica y de Mejora e Innovación Educativa.
• El cierre de Bibliotecas escolares
• La desaparición de las horas necesarias para la preparación y realización de actividades complementarias tales como: visitas culturales, intercambios escolares, viajes de estudio etc.
• El aumento de profesores que imparten asignaturas no propias de su especialidad y de profesores que imparten docencia en varios centros simultáneamente.
• La disminución del número de grupos de materias optativas.
• Las enormes dificultades para mantener a los coordinadores de los programas de las nuevas tecnologías
Las Instrucciones de 4 de julio no solo han situado a los Institutos públicos en la excepcionalidad permanente como si estuviéramos en un estado de emergencia nacional, que sólo pudiera arreglarse con el sacrificio de la enseñanza pública, sino que, además, los profesores estamos sufriendo una campaña de descrédito sin precedentes, con continuas vejaciones, humillaciones e insultos por parte de nuestros máximos responsables, que parecen instalados en la mentira como única forma de justificar sus decisiones atropelladas, mal medidas y peor ejecutadas. Los hechos acaecidos y las actuaciones de la Consejería de Educación en este inicio de curso no han hecho más que agravar una situación, ya de por sí preocupante y difícil.
Las “instrucciones orales” dictadas de forma improvisada y contradictoria por la Consejería, contravienen lo dispuesto en su propia normativa en temas como el de la Tutoría, y en la asignación de las horas complementarias de los profesores, y deja a los equipos directivos y al profesorado en una situación de indefensión jurídica impropia de un Estado de Derecho.
La forma de legislar y de actuar de la Consejera de Educación de Madrid parece que solo pretende deteriorar la escuela pública, menospreciando el nivel de calidad alcanzado en nuestras aulas.
Ante esta grave situación, los Directores de Institutos públicos de la Comunidad de Madrid queremos:
1.- Resaltar las enormes dificultades habidas en la puesta en marcha de este curso por la aplicación de las citadas Instrucciones y por la actuación inadecuada de la Consejería de Educación.
2.- Reivindicar la labor docente realizada en los últimos quince años en la escuela pública en cuanto a:
• Integración de un alumnado diverso.
• Consolidación de planes de convivencia.
• Desarrollo de programas de innovación didáctica.
• Mejora de resultados académicos.
3.- Reconocer el esfuerzo, compromiso y la comprensión de padres, alumnos y profesores en defensa de una escuela pública de calidad.
4.- Pedir a la Presidenta de la Comunidad de Madrid y a la Consejera de Educación mayor sensibilidad y respeto hacia los profesores y apoyo firme y decidido a la enseñanza pública, soporte fundamental de una sociedad justa, igualitaria y democrática.
Las circunstancias que estamos viviendo, están suponiendo una enorme dificultad para gestionar los centros, una seria desmotivación y un gran malestar en los Claustros de profesores y una profunda preocupación por el futuro de la enseñanza pública en nuestros alumnos y sus familias. De ahí que resulte imprescindible aprovechar la ocasión para plantear la necesidad de un debate sereno y constructivo sobre la enseñanza que necesitamos y queremos.
No es necesario reiterar nuestra opinión sobre las Instrucciones, manifestada en la Asamblea de Directores celebrada el día 8 de julio, en las que mostramos nuestro profundo rechazo y pedimos su retirada, ni tampoco señalar los esfuerzos de los equipos directivos por minimizar su impacto negativo en los Institutos, pero sí manifestar que la gestión que de sus propias Instrucciones ha hecho la Consejería de Educación ha sido nefasta. En consecuencia, por responsabilidad, y dada la altanería, maledicencia e insolvencia de la Consejería, hemos de reiterarnos en nuestra petición formulada en el mes de julio, y que no es otra que la destitución inmediata de la Consejera de Educación.
Madrid a 28 de septiembre de 2011
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